miércoles, 17 de marzo de 2010

Una máquina que inauguró un nuevo mundo


Cuando en 1946 los ingenieros estadounidenses John Mauchy y Jhon Prester Eckert terminaron de construir el primer ordenador digital de la historia, el ENIAC, lo que menos suponían era que estaban cambiando el mundo. Comenzaban a alumbrarse una nueva era en la historia de la humanidad.
Esta gigantesca máquina, considerada en su día la más grande del mundo, tenía 32 toneladas de peso y ocupada todo un sótano de la Universidad de Pensilvania.
Sus 17500 válvulas consumían 160 kW , una cantidad de energía tan grande que llegó a correr el rumor entre los habitantes de la ciudad de que los fallos de abastecimiento eléctrico que con cierta frecuencia les afectaban, eran consecuencia de que el ENIAC estaba funcionando. Trabajando a pleno rendimiento, elevaba la temperatura de la sala que lo albergaba hasta los 50 º C.
Fue diseñado com fines militares, para calcular de forma rápida trayectorias de proyectiles de artillería. En aquel momento despertaba admiración porque era capaz de realizar 5000 sumas y 300 multiplicaciones en un segundo.
Hoy, poco más de 60 años después, el procesador que incorpora cualquier teléfono móvil que llevamos en el bolsillo tiene muchísima más capacidad de cálculo y nos permite, además, comunicarnos al instante con cualquier lugar del mundo, navegar por internet, escuchar música, hacer fotografías y hasta ver la televisión en una pequeña pantalla en color.

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